Luego del vendaval... la calma: recordando la persecución religiosa durante la Revolución Francesa

Todos sabemos la multiplicidad de elementos, las diversidad de etapas y los incontables protagonistas que llevaron a cabo la Revolución Francesa, que dio inicio un día como hoy, pero de 1789. Habrá quienes la recuerden como el fin de los tiempos feudales franceses, habrá otros que se verán deslumbrados por los sucesos de Julio, quizás algunos verán un formidable avance con la sanción de la célebre “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, pero la realidad histórica es mucho más compleja e inextricable de lo que a simple vista pretende ser. Con la Revolución se desencadenaron fuerzas agazapadas contra el Cristianismo. Sin embargo, no fue en 1789, sino en 1793 cuando arreciaron los ataques masivos contra la religión, casi como una verdadera cruzada. De larga data secularista, los reyes galos habían obtenido mediante el Concordato de Bolonia de 1516, el derecho de nombrar a los Obispos. En las centurias posteriores, la Iglesia vería disminuida sus potestades frente a un Estado Francés cada vez con más apetito de Poder. El terreno se hallaba sembrado para la persecución religiosa en la Francia Revolucionaria y llegó a la ignominia de la “diosa Razón”, convirtiendo a las iglesias en templos dedicados a la misma. Pasado el chubasco de las primeras fases, Napoleón dio por concluida la Revolución y firmó un Concordato en 1801, restableciendo muchos de los antiguos privilegios eclesiásticos. El Cristianismo respiraba nuevamente en la Francia bonapartista.

Prof. Jorge Vai - Bibcisao - OSA

ESG

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